lunes, 9 de diciembre de 2013

¿Calidad vs inclusión?


Como dijera Marx, así como no se puede juzgar a una persona por lo que ella piensa de si misma; lo mismo podemos decir de un gobierno, no podemos juzgar al kirchnerismo por lo que ellos dicen sobre si mismos, sino que debemos analizar los hechos concretos.

Ésta semana se dio a conocer los resultados de las pruebas PISA donde nuestro país obtuvo el puesto 59 sobre un total de 65 países que participaron.

El Ministro de Educación Nacional, Alberto Sileoni sostuvo en Página 12 que “se logró mantener el nivel de desempeño de nuestros jóvenes al tiempo que se incorporaron 195 mil alumnos a la secundaria en tres años”; la realidad es que nuestro país descendió del puesto 58 que obtuvo en 2009 al puesto 59 en 2012, además podemos inferir que para el Ministro, la inclusión de un número mayor de estudiantes al sistema educativo (situación que hay que valorar enormemente) es la causa de no haber mejorado los resultados, como si fueran antagónicos los conceptos de mayor inclusión educativa con la apropiación por parte de los estudiantes de saberes socialmente válidos. En el mismo sentido se puede interpretar la frase que se comparan  “países que tienen una inclusión del 82 por ciento de los estudiantes de 15 años con otros que apenas superan el 70 por ciento”.

Además Sileoni agregó  “el 74 por ciento de los estudiantes entiende lo que lee y puede operar con los materiales de lectura”, lo cual es engañoso según lo expresa el sitio Chequeado, ya que según los datos desagregados de las pruebas PISA sólo el 46,5% comprende lo que lee.

Por su parte, Stella Maldonado (Secretaria General de CTERA) cuestiona en una nota lo que evalúan las pruebas PISA: “No miden conocimientos sino destrezas y habilidades muy requeridas para un mundo con empleos flexibles y cambiantes”, tambien expresa criticamente los objetivos que busca el OCDE (organismo que implementa las pruebas PISA), crítica que es válida y que en general comparto, pero no por ello puede quedar soslayado que nuestros resultados educativos han empeorado, porque desde que nuestro país participa de las pruebas PISA, la metodología de evaluación es la misma.

Profundizando en el tema, desde sectores más vinculados al liberalismo económico, podemos señalar un informe del Foro Económico donde se relaciona la inversión en educación (gasto para ellos) con los bajos resultados obtenidos, éste tipo de visiones son las que alimentan las propuestas más radicalizadas a favor de una mayor intervención del mercado en la educación, añorando en nuestro país un sistema educativo como el chileno, que allá se encuentra fuertemente cuestionado y es territorio de disputa y donde la candidata socialista de Nueva Mayoría, Michelle Bachelet,  tiene como propuesta la modificación medular de dicho sistema educativo.

En ese sentido, en la otra orilla del Río de la Plata, el presidente del Frente Amplio, José “Pepe” Mujica marca un contraste importante con las autoridades de nuestro país, porque mientras acá se trata de justificar, explicar o tergiversar los resultados de las pruebas PISA; en Uruguay, Mujica sostuvo “no hice lo suficiente” y que se debió “Priorizar gastar más en el área más comprometida de la sociedad, pagar más a los docentes, masificar más las escuelas de tiempo completo”

Lo cierto es que nuestro país continuó con la tendencia en alza del porcentaje del PBI que se destina a educación, en los 90 se paso del 3% al 5% y en la actualidad se destina el 6,4% del PBI, pero esa no es la única manera de comparar el dinero que se invierte en educación, otra manera es calculando que porcentaje del presupuesto se destina a educación y en ese punto podemos comparar el 25% del presupuesto que se destinaba en 1965 al 14% del presupuesto actual, Alejandro Rebosio publicó en El País un informe muy completo donde se puede observar distintos indicadores con respeto a educación en América latina.

Emilio Tenti Fanfani se pregunta: “¿A quién le interesa una educación de calidad para todos?” y responde “No por cierto, a las clases dominantes”1 Utilizando como  disparador la pregunta y para encarar los problemas en relación a los resultados obtenidos por el sistema educativo, siguiendo el análisis del mismo, podemos clasificarlos en tres opciones:
·                       La populista, que suele negar la existencia misma del problema de la escuela pública, ya que cualquier ataque es reaccionario.
·                       La neoliberal, que afirma que el Estado es un mal administrador y que lo que hay que hacer es “devolver” la educación a la sociedad, es decir, al mercado o a la iniciativa social.
·                       La visión crítica y progresista que es la que afronta con crudeza y dramatismo.
Está claro que asumo la última opción y desde allí planteo que hay que mejorar sustancialmente los resultados que se obtienen en el sistema educativo público, pero no es recortando la inversión o mercantilizando la educación que se obtendrán mejores resultados, sino invirtiendo más y mejor en educación.

Es necesario dar cumplimiento a la Ley Nacional de Educación para garantizar la educación inicial a todos/as los niños/as que hoy no tienen garantizado ese derecho, ya que el 50% no accede a ese derecho. El gobierno nacional incumple dicha Ley sostiene que en el 2010 se debía haber incrementado al 30% de los establecimientos educativos de Jornada Completa y 3 años después estamos muy lejos de ese objetivo.

Se debe garantizar la concentración horaria de los docentes para terminar con los “docentes taxi” y la implementación de horas institucionales para la planificación y articulación.

Como reclama CTERA se debe sancionar una nueva Ley de Financiamiento Educativo (la actual caducó en 2010) para que gradualmente se llegue al 8% del PBI y que la educación universitaria tenga partidas diferenciadas.

Por último, la conformación de un nuevo Consejo Educativo Nacional, para que entre los diferentes niveles estatales, los sindicatos, las organizaciones vinculadas a la educación, las ONGs, las Universidades Nacionales, etc. Se planifique un proyecto educativo para la Argentina del 2025, y a través de un organismo autárquico se pueda evaluar en forma permanente los resultados obtenidos, pero no para negar la realidad ni para autoflagelarnos, sino como insumos para actuar sobre la realidad concreta a fin de alcanzar los objetivos planificados.


1)                      Tenti Fanfani, Emilio (2011), La escuela y la cuestión social, Siglo XXI, Bs. As.