martes, 1 de julio de 2008

Homenaje a Leandro Alem

Homenaje realizado por la Concejal Alejandra Pignataro en la sesión ordinaria del 1° de julio de 2008 en el H.C.D. de Merlo, en conmemoración de cumplirse 112° años de la desaparición física del Dr. Leandro Alem.

Concejal Pignataro: Sra Presidente, pido la palabra.
Presidente Vera:Tiene la palabra la Concejal Pignataro
Concejal Pignataro: Gracias Señora Presidente.

Recordar la personalidad de Leandro Alem, célebre tribuno de la Democracia, del Federalismo y de la lucha por la defensa de “los desposeídos”; no puede ni debe constituirse en un homenaje de características tristes ni mucho menos una oración fúnebre. Porque estamos convencidos de que Alem está hoy más vivo que nunca.

Si su recuerdo, su figura y sus ideales han perdurado más de un siglo en la vida política e institucional Argentina, ello es cabal demostración de que Alem no ha muerto y que su espíritu noble de luchador incansable, los principios éticos que orientaron su vida, los ideales y anhelos que animaron su pensamiento y su acción, nos deben animar más que nunca a todos aquellos ciudadanos y ciudadanas que, desinteresadamente y con espíritu de lucha seguimos bregando en post de un país sin explotadores ni explotados.

Nuestro homenaje a Leandro Alem no puede circunscribirse solamente a la exaltación de esa personalidad apasionada, de esa conducta firme, de esa vida austera, de ese carácter recio, de esa conciencia solidaria, de ese espíritu intransigente tan característico de su trayectoria pública como jurista, como soldado y héroe de batalla, como poeta romántico, como caudillo de multitudes, como orador de barricada, como legislador y estadista, como líder revolucionario y como jefe del movimiento popular.

Nuestro homenaje más certero y más justo es precisamente poner en claro lo auténtico del ideario de Alem y especialmente la vigencia y actualidad que hoy cobran las ideas por las cuales el legendario tribuno ofrendara su vida hasta su voluntaria inmolación.

Alem fue un político que no creía en otra voluntad que no fuera la del pueblo y tenía absoluta fe en esos hombres y mujeres que, aunque carentes de todo bien material, poseían la mayor virtud, que era la de ser los forjadores de la patria. Siempre luchó contra esos círculos o minorías que creían tener las soluciones para imponérselas al pueblo; el sostenía: “el pueblo es el único artífice de su destino”.

Alem luchó incansablemente contra la capitalización de la Ciudad de Buenos Aires en su juventud autonomista. Sabía que ello transformaría en letra muerta el espíritu federalista de la Constitución Nacional. Su profecía de 1880 lamentablemente se cumplió. Hoy la Nación Argentina constituye la negación del federalismo, su estructura se asienta en un poder centralizado que avasalla la autonomía y la dignidad de nuestras provincias.

Alem fue un defensor del federalismo y de las autonomías provinciales y municipales, puesto que sus orígenes ideológicos lo conectaban con la línea federal democrática que encarnó Manuel Dorrego, luego el autonomismo alsinista y las mejores tradiciones latinoamericanas.

Finalmente digamos que Alem fue un constante preconizador de la moralización de la política y de los políticos, del gobierno y de los gobernantes. Hizo de la ética su credo y de la austeridad su rito. Murió en la pobreza más absoluta luego de haber pasado dignamente por la función pública. Y no obstante hoy asistimos al poco edificante espectáculo en que muchos políticos y dirigentes sindicales hacen ostentación perversa de lujos y suntuosidad, exhibiendo un nivel de vida cuando menos sospechoso, mientras dicen defender los intereses de los que menos tienen. Frente a ello es digno recordar la recomendación de Don Leandro en cuanto a que de los cargos públicos debía salirse “con la frente alta y los bolsillos livianos”

He aquí el legado que Leandro Alem nos dejó hace 112 años. Nos legó nada más ni nada menos que sus pensamientos y su puesto de lucha en la cruzada por “la causa de los desposeídos contra los que todo lo poseen”.

Pero en esta cruzada, para no equivocar el camino, es preciso tener en cuenta algunas premisas de Alem, por ejemplo en estos días en donde muchos hacen lo que pueden, quiero recordar esta frase: “Nunca he participado de esa idea de que en política se hace lo que se puede y no lo que se quiere. Para mí, hay una tercera fórmula, que es la verdadera. En política, como en todo, se hace lo que se debe, y cuando lo que se puede hacer es malo, ¡No se hace nada!”.
También es interesante recordar esta otra: “No abandonar los principios para seguir a los hombres”.

Es nuestra necesidad reafirmar nuestro propósito y nuestro compromiso de continuar su lucha, de comulgar en sus mismos ideales, de “no transigir con nada que no sea digno de nosotros” , siguiendo su ejemplo imborrable para que nos anime en la encrucijada a que nos enfrentamos hoy como hace más de siglo atrás.

Alem solía despedirse de sus amigos y partidarios en sus cartas con una frase: “En continua lucha os saludo”. En esa lucha continua nos reencontraremos todos los hombres y mujeres del campo popular que seguimos creyendo que hay que consumar la obra iniciada por Alem hace más de un siglo atrás y que no es otra que construir una nueva sociedad, más justa, más fraterna y más igualitaria.